jueves, 5 de mayo de 2011

...y en tu boda me colé

Estaba en la terraza de casa cuando comencé a escuchar no muy lejos una batucada. Según me han comentado, es bastante común en las bodas de aquí, y el asunto es que una banda va a tocar a casa de la novia (lo que en España es rondar de toda la vida) y se junta toda la familia, amigos, etc. a pasarlo bien... durante varios días.


El caso es que me empecé a animar y decidí buscar la música con mi cámara en mano, con la gran sorpresa de que, dos manzanas más allá, me encontré con la tamborada y la gente bailando en medio de la calle. Los niños se agolpaban a mi alrededor y bailaban delante de mí y, como todos (o casi todos los críos y los que no son tan críos), haciendo tonterías. La tamborada fue lentamente moviéndose hacia la puerta de la casa de la novia, a unos 150 metros más adelante. Como toda boda musulmana, una tela separaba a los hombres de las mujeres, y allí estaba yo, con todos los hombres bailando al ritmo de la tamborada... algo como ésto (haz click aquí)

Se me acercó el padre de la novia y me pidió por favor que no grabase, pues iban a hacer la "danza del sable", con lo cual apagué mi cámara y decidí disfrutar de la fiesta con todos mis sentidos. Uno de los hermanos de la novia me hizo señas para que fuera donde estaban ellos, delante de los percusionistas, y quería que bailara con ellos. Al principio me negué para no ser "el guiri que baila", pero tras su insistencia y para no quedar bien, accedí.

Me pusieron a bailar en duelo con/contra un chico que empezó a bailar agitando los brazos y sacando la lengua. Le seguí, y gracias al frenético ritmo que iba alcanzando la música, me crecí. Parecía una "batalla de gallos", ya que la gente nos iba jaleando conforme bailábamos, y amig@s, me jalearon más a mí, jjj. Me entregué al completo cuando le di la cámara a uno de los hermanos de la novia y me descalcé... Como es costumbre aquí, a los bailarines, los hermanos de la novia le dan dinero para que lo cojan con la boca y se lo den a los músicos... y eso hizo un servidor, con el mejor estilo que pude tener. Durante más de media hora estuve dándolo todo y sudando como un poseso, pasándomelo genial.

Cuando "eliminé" a mi rival de la pista de baile, me iba a retirar cuando me dijeron que no, que siguiera bailando, y ésta vez mi rival era un chico de unos 12 años que, cuando empezó a enganchar molinos, powermoves y movimientos de breakdance, ví que mi reinado había llegado a su fin, pero fue bonito mientras duró y, la verdad, estaba "reventaíco".

Se me acercó todo el mundo para felicitarme y los niños de antes ahora querían chocarme la mano y me decían en un inglés dudoso "tú, amigo". El padre de la novia se presentó ante mí y me dijo que si quería agua (y mandó a uno de los chavales a por un vaso de agua fresca y potable para mí), y me pidió que por favor me quedara a cenar con ellos, y accedí muy gustosamente. A la entrada de la casa me descalcé y compartí toda serie de manjares con otros 20 o 30 señores, arrodillado en el suelo y comiendo con la mano derecha todo lo que me ponían en el plato.

No paraban de sacar comida, desde Biryani (plato típico de aquí) hasta kofta de cordero, en fuentes enormes. Al ver que los mayores me servían, yo les correspondí haciendo lo mismo con ellos, y aunque yo no hablara telugu ni urdu ni ellos hablaran inglés o castellano, los gestos hicieron que fuera una cena más que agradable. Después de rechazar varios platos más porque estaba lleno y eructar con gratitud, me salí a la calle a ver qué se cocía (ver vídeo aquí).

Siguieron bailando pero ya no tan frenéticamente, así que al poco, con la barriga llena y lamentando no poder bailar más (la gente me lo pedía, pero iba a ser que no) me despedí de mis anfitriones deseándoles lo mejor y también de la banda de percusionistas, a quienes les pedí la tarjeta de visita por lo que sea, ya me entendéis. Uno de los hermanos y el padre me dijeron en un inglés difícil de entender que me pasara a verles... no sé si hoy o quizá otro día, pero lo que sí está claro es que si esta noche oigo tambores desde mi terraza, sé que estoy invitado.

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