miércoles, 23 de noviembre de 2011

Bangalore

Bueno, la verdad es que como suelo decir, me encantaría tener más tiempo para escribir, pero lamentablemente, estoy muy ocupado viviendo... Esta crónica debería haber estado colgada aquí hace ya algo de tiempo, pero entre el trabajo y vicisitudes varias de la vida, no he tenido ocasión de terminarla... hasta hoy.

Tras la planificación inicial, preparativos y el típico etc., el viernes salí de trabajar a mi hora habitual y, tras pasar por casa a hacer la maleta, emprendimos camino hacia el autobús cuya parada, por suerte, estaba cerca de casa. De hecho, tuvimos que ir media hora antes porque al señor de la agencia le dio la real gana de, sin aviso, adelantar la salida del "sleeper bus" que nos llevaría a Bangalore, capital del estado de Karnataka, a unos 600 km.

Era la primera vez que cogíamos un "sleeper bus", y estábamos bastante ilusionados con la idea, ya que a la vuelta de Hampi tuve la ocasión de subir a uno y ver que estaba muy bien y sería una manera más cómoda de pasar la noche. Como su nombre indica, es un autobús "donde se duerme", es decir, que en vez de asientos reclinables tiene camas. El que vi en Hospet tenía a un lado camas dobles y al otro camas individuales. A su vez, todas éstas se distribuían en camas arriba y abajo, con lo que el bus, en su interior, se dividía en 4 partes, por decirlo de alguna manera. De hecho pensábamos inicialmente que el que nos iba a llevar en este viaje sería así, pero al entrar nos dimos cuenta de que no era así: éste tenía habitáculos con 4 camas distribuidas en 2 literas.

El concepto de viajar durmiendo en una cama es maravilloso... en un país con carreteras decentes, claro. En India, no sabes cuándo va a llegar ese bache que te va a despertar o que te va a sorprender levitando, como Shiva en su nirvana. Tras esta experiencia puedo afirmar que, aunque haya sido por unos segundos, he volado. Por el otro lado, como esta buena gente no tiene el mismo concepto de alimentación que nosotros (en su mayoría por el tema del vegetarianismo extremo, y por ende, no comen casi carne), están "más canijos", y con lo cual, su estatura es más reducida que la de los europeos... con esto quiero decir que yo, con mis 186 cm de longitud, no puedo dormir estirado, con lo que la famosa postura del "feto" o como la llamamos Ana y yo, la del "koala", es la más socorrida y apreciada.

La sorpresa llegó cuando, en mitad de la nada, el autobus paró, y no estábamos en Bangalore. Algo pasaba. Cómo no, sin informarnos y con mucha prisa, nos hicieron bajar del bus y coger nuestro equipaje. Tras tomar un chai, vimos cómo toda la gente que viajaba con nosotros se abalanzaba sobre un autobús que, como diría el gran Eduardo Mendoza, era "un punto por encima de cutre y cuatro por debajo de decente". Nos pagamos el billete y allí echamos una minisiesta hasta Bangalore, aún desconociendo los motivos, pero suponiendo que lógicamente el autobús se había averiado.

La primera impresión acerca de la ciudad fue "es diferente"... mucho parque, mucha tienda, mucho movimiento. Desde donde nos dejó el bus hasta el hotel dimos un agradable tour por la ciudad que nos ayudó a ver cuán diferente era de la Hyderabad en la que estamos acostumbrados a vivir, sobre todo por algo que puede parecer en principio una minucia: había aceras para caminar. Parece que no, pero aquí es algo que la gente proviniente de una "sociedad civilizada" apreciamos, y así evitamos jugarnos la vida cada dos por tres por el mero hecho de andar por la calle.

El hotel estaba muy bien y bastante céntrico, y tras dejar "los trastos" y darnos una ducha, decidimos salir "ar calle" a dar una vuelta. Estábamos muy cerca de Brigade Road, que a mí particularmente me recordó a cualquier calle de UK, con tiendas a los lados y con un estilo muy europeo, como ya nos comentó la gente antes de emprender este viaje. La juventud aquí vestía de manera bastante diferente a como estamos acostumbrados a ver en nuestra Hyderabad: ropa actual, mangas cortas y vaqueros decían adiós a las largas túnicas, hiyabs y saris. Se respiraba juventud y libertad (aparente, por supuesto).

Una larguísima MG Road (Mahatma Gandhi Road, la hay en casi todas las ciudades) casi divide la ciudad y es inevitable, en cualquier momento del día, no pasar o cruzar por ella. Pocos templos y muchas iglesias... probablemente es la ciudad con más iglesias y colegios católicos que haya visto en mi vida. Eso sí, la catedral... decepcionante en todos los sentidos, pero sinceramente no se puede pedir más.

El fin de semana nos lo tomamos en general con mucha tranquilidad y no nos queríamos agobiar en ver esto o aquello: el objetivo era dejarnos llevar. Asistimos a unas jornadas de Silicon India acerca de aplicaciones Android para móviles, pero tras unas cuantas ponencias, decidimos que hacer cualquier otra cosa sería más fructífero, ya que escuchar a ponentes que lo más parecido a una presentación que habían hecho en su vida era recitar la tabla de multiplicar del 1 era un poco desconcertante y falto de contenido. Así que optamos por pasear por el Fuerte (pequeño, bonito y austero), por el Palacio (idem eadem idem) y por los templos cercanos (una maravilla, como prácticamente todos). Por la noche decidimos disfrutar de una cena y una cerveza en probablemente el mejor sitio de la ciudad... la terraza de un piso 16 con vistas de la ciudad iluminada bajo nosotros, en medio de un agradable entorno juvenil, a un precio bastante razonable.

Al día siguiente y bastante descansados, nuestro pequeño objetivo era ver algo más de la ciudad. Un conductor de auto nos llevó a varios sitios gratis con la condición de ir a "tiendas de souvenirs para turistas", donde evidentemente no compramos nada, y menos a "precio de turista". El truco estaba en que si el conductor de auto llevaba gente, comprara o no, le daban un ticket de gasolina, y a nosotros, como no teníamos prisa alguna, pues no nos importó. Tras pasar por 3 tiendas, decidimos que jugar al turista no era ya tan divertido y que preferíamos hacer camino por nuestra cuenta, así que prescindimos de los servicios del caballero y emprendimos camino al centro mercantil: el mercado de la ciudad, con su impresionante mezquita y sus calles abarrotadas de gente, como si del Rastro de Madrid estuviéramos hablando.

Y de allí, al Jardín Botánico. Todo estaba muy bien arreglado y cuidado, pero la distribución era un poco caótica y a veces te dirigías (por las indicaciones) a ver algo que finalmente no encontrabas. Tras la agradable visita, finalmente fuimos a donde yo realmente quería a toda costa ir: el templo de Shiva. Imaginaos que vais al Corte Inglés de cerca de Sol (Madrid) y allí veis instalado Cortylandia... bien, pues esa es más o menos la impresión que me causó, y afortunadamente Shiva no cantaba ninguna canción absurda. Muchísima gente, muchísimos mostradores y muchísimos "packs de pooja" para hacer ofrendas... digamos que nos encontramos en un "supermercado de religión". En el centro del recinto, un magnífico Shiva de unos 30 metros de altura y hecho como de cartón piedra (pero del bueno) presidía su templo mientras, a un lado, un pequeño grupo de música cantaba y tocaba en directo mientras una pantalla iba mostrando la letra para que el que quisiera acompañara con su voz. A pesar de ser algo bastante extraño, a mí me encantó... a fin de cuentas, Shiva, Ganesh y la "historia de la familia" es lo que más me interesa de momento de la mitología hindú.

El fin de semana ya estaba a punto de terminar, pero antes de coger el autobús de vuelta a Hyderabad pudimos disfrutar (en su máxima expresión) de un par de filetes de ternera de la buena (y pondría en un neón TERNERA DE LA BUENA) en "The only place", un sitio en Church Road donde puedes deleitarte con los placeres de la carne (como podéis apreciar, es algo muy muy extraño aquí en India). Así que, con el estómago lleno y sin más incidentes, dijimos adiós a Bangalore... o es más bien un hasta pronto?

2 comentarios:

  1. A ver si volveis pronto!.

    Soy de Caceres y vivo en Bangalore.Me encontre con tu blog de casualidad en mundospanish.

    Estoy de acuerdo en que Bangalore es mas "foreigner friendly" que Hyderabad(lo pase fatal con tanto polvo en el ambiente), aunque tiene sitios que merece la pena visitar.

    Un saludo.

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  2. perdona, Cristina... no sé porqué, pero acabo de ver tu comentario ahora (no sé porqué en su momento no vi una notificación)... muchas gracias y un beso, todavía está pendiente lo de volver!

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