lunes, 26 de diciembre de 2011

Un año 2011

"En estas fechas tan señaladas" y "en un marco incomparable" (además de muchas más coletillas periodísticas), aprovecho, tal y como hizo el Rey, para hacer mi propio Manifiesto Navideño...

Para mí el 2011 ha sido un año poco más que raro: viví la crisis en España en toda su inmensidad buscando trabajo desesperadamente, hasta en Carrefour o Mercadona... estuve a la espera de un trabajo como diseñador del grupo EF en Suiza y de otro en Singapur... me fui a Inglaterra a entregar CVs a mansalva, sin descanso... volví a España, empaqueté una casa llena de cajas con pequeñas partes de toda mi vida... dejé todo en mi tierra y me vine a Hyderabad, India, a trabajar como Profesor de Diseño Multimedia en Raffles Millenium International... cambié de occidente a oriente con todo lo que conlleva, y sus trámites, y sus papeleos... entre mi novia y yo hicimos millones de papeles para que ella pudiera venir a compartir esta loca aventura conmigo... hemos conocido un país tan famoso pero a la vez tan desconocido (y seguimos conociéndolo), con base de operaciones en la capital del estado con la comida más picante... y estamos sobreviviendo a la Navidad. Aunque haya sido un resumen, debo confesar que en unos segundos he recorrido todo el año de inicio a fin, de las risas a las lágrimas... y me he quedado un poco impactado por el vértigo. Si me llegan a preguntar a finales de 2010 acerca del 2011, seguramente no hubiera acertado ni una de las frases que en este párrafo han resumido mi año, este año, que ya toca a su fin.

Ya con la edad de Jesucristo me he visto en la obligación moral de una pequeña cura de salud autodiagnosticada, y con la imperiosa necesidad de vivir mejor, más feliz, de escucharme más, en todos los sentidos. Hasta mi partida no habían pasado muchas cosas realmente relevantes, y fue justo venirme y empezar la primavera en Murcia, el bando de la huerta, el Entierro de la sardina, el 15M, el terremoto de Lorca, el SOS, la muerte de mi bisa, cumpleaños importantes... que quizá no sean los eventos más señalados para vuestros calendarios, pero que para mí, en la distancia, han supuesto mucho y me ha costado mucho (dependiendo del caso) superar.

Afortunadamente, estoy muy bien acompañado. No es que no lo supiera antes, pero sí que es cierto que este año me he dado cuenta de que no sólo tengo una novia excelente, sino que he encontrado a mi mejor amiga, a la mejor compañera de viaje, a la mejor persona para estar de fiesta, a la mejor compañera de piso... entre otras maravillosas cualidades que tengo la suerte de apreciar y disfrutar cada día a su lado. Y cómo no, gaTuna ha demostrado ser una auténtica cazadora y muy buena mascota... la queremos como si fuera casi una hija. Gracias a ambas, mi vida ha pasado de ser una escala de grises a un multicolor donde cada día, al despertarme y verlas a ambas cerca de mí, agradezco a la vida haberlas conocido.

Y aunque esté bien lejos, valoro cada vez más a mi familia... las fiestas, por momentos, son duras sin estar a su lado. Oír su voz de vez en cuando me hace sentirme un poco más cerca de ellos, y los tengo muy muy cerca... en concreto, aquí dentro de mi corazón, y a todas horas me acuerdo de ellos: mi padre, mi madre y mi hermana... mis abuelas... mi tata... mis tíos y mis primos. Su recuerdo me ha dado mucha alegría y mucha nostalgia a la par, pero dicen que el que no siente no vive... y puedo decir que he vivido.

Mis amigos... esparcidos por el mundo por la crisis. Estéis donde estéis, sigo pensando en vosotros, en todos los momentos que hemos podido compartir, y sueño con más futuros momentos. De toda la vida, de la playa, de la música, del trabajo... da igual de dónde hayáis llegado: os agradezco que sigáis ahí y que de vez en cuando, como yo con vosotros, os acordéis de mí.

Mi propósito para 2012 será sencillo: voy a aportar mi granito de arena para que este mundo sea un poquito mejor, aunque sea en intención. Creo que no me debería costar mucho ser lo más agradable que pueda, tener paciencia con las adversidades que se me presenten y cuando surja un problema, buscar una solución... sin hacer mucho ruido, sin enfadarme, sin desesperarme. Si sonríes a la vida, dicen que la vida te sonríe también... y quiero una vida sonriente, una vida feliz, una vida sencilla. Y quiero que no sea un propósito, quiero hacerlo un lema de vida, mi leit motif... yo por si acaso, os deseo un muy feliz 2012 y que entre todos los pequeños granitos de arena consigamos hacer un gran desierto de paz y de esperanza, una nueva era en la que la crisis sea una palabra que podamos olvidar y que, si hace falta una revolución social, así sea, pero para mejor, que para ir a peor, nos quedamos como estamos que ya está bien!

domingo, 11 de diciembre de 2011

Gaju

La primera vez que lo conocí fue en mi casa con motivo del cumpleaños de Usama, que celebramos en mi casa. Iba acompañado de su novia, y entre los tres nos reímos de lo complicadas que son a veces las relaciones de pareja pero que como se suele decir, "al final siempre triunfa el amor". Me alegró mucho ver una pareja tan compenetrada, simpática y moderna. Ella estaba de vacaciones y pronto volvería a UK, mientras él seguiría por aquí intentando encontrar un trabajo en condiciones.. Estarían separados mucho tiempo, pero no les importaba.

Cuando me enteré ayer noche de que Gaju ya no estaría entre nosotros, no me lo podía creer. La última vez que lo vi fue en mi casa, en la terraza, pasando un buen rato en compañía, con la guitarra cantando "Jeremy", de Pearl Jam. Desde entonces, y como todo el mundo, hemos estado ocupados con nuestras respectivas vidas y no ha surgido la oportunidad del reencuentro. Este mediodía iré a rendirle mis respetos a su familia y a darle el último adiós.

Fue un accidente en la moto, y Usama iba con él, aunque salió mejor parado por suerte. Perdón por la expresión, pero... puta manía de no llevar casco en la moto!!! Con lo baratos que son y lo poco que cuesta ponérselos... y con el infernal tráfico de esta ciudad, donde todo el mundo se cruza sin avisar, no hay semáforos y las carreteras no son ni mucho menos firmes. Como he oído ya varias veces... no hay más accidentes porque Vishnu no quiere.

Nazia ahora está llegando de UK para despedirse del hombre que la había llenado con tantas alegrías, y junto a quien había soportado la distancia en el amor; un amor profesado y sentido que aun a pesar de doler, les animaba a pensar que un día más era un día menos. La vida no es justa, pero aún lo es menos cuando hablamos a veces de amor.

Lamento no haber podido coincidir más con él. Sé que se suele decir mucho, y más cuando una persona muere, pero de verdad lo siento. Ojalá hubiera podido coincidir más con él. Me acordaré siempre de su única ceja y de su sempiterna sonrisa; de su bondad y de su suavidad al hablar; de su amistad desinteresada y de su buen karma.

Descansa en paz, amigo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Goa: el paraíso

Como reza el título, es, efectivamente, el paraíso. Quizá mirándolos con otros ojos, frescos o recién llegados, podría quizá no ser para tanto, pero creo que no me equivoco, y por muchos motivos. Este viaje lo hicimos ya hace casi dos meses, por Diwali y aprovechando el puente que había, de miércoles a domingo.

La ida la hicimos el semi-sleeper, y afortunadamente la carretera no tenía demasiados baches. La llegada suele ser a Panjim (o Panaji), donde el viajero decide tomar el camino del norte o del sur. El norte, como todo el mundo comenta, es la zona de la marcha y de los hippies, mientras que el sur es la zona de la tranquilidad y el relax.

Comenzamos nuestro viaje por el norte, por Anjuna. Se dice que es aquí donde acontecen las mejores raves y donde está el mayor hippie de Goa, aunque nosotros no viéramos mucha cosa fuera de lo normal. La verdad es que la playa no era muy grande e incluso parecía más pequeña por el grupo de vacas que se paseaban por la mañana. La arena, dorada con reflejos antracita debido al fondo mineral, se mecía levemente en la orilla con el "rompío" de las pequeñas olas. No demasiada vegetación ni mucha gente en la playa... según dicen, la gente se reserva para por la noche. Al dejar las cosas en la habitación, unos delfines nos saludaron desde el mar mientras nos tomábamos una muy merecida cerveza fría. Nos alojamos en http://www.saiprasadgoa.com/.

Aprovechamos para visitar Baga Beach, no muy lejos de allí en moto, y la verdad es que me recordó mucho a la zona del rompeolas del Galúa, en La Manga, pero con el eje vertical invertido y con chiringuitos. Eso sí... mucha mucha gente. Se delimita la zona habilitada para el baño y el personal de la "Cruz Roja" de aquí (que viste casi como la selección española de fútbol) controlan a los bañistas hindis desde una silla elevada en la orilla y con un megáfono desde una lancha por detrás de las olas. Y hablamos que las olas no superaban el medio metro, pero al parecer esta gente ni sabe lo que es un bañador ni mucho menos nadar, con lo que se quedan cerca de la orilla.

Y aprovechando la ocasión haré un inciso: ellas se bañan casi cubiertas o/y vestidas y ellos con la ropa interior. Hablo de l@s indi@s, por supuesto. Por un lado me desagrada esa desigualdad a la hora de vestir en la playa: ellas muy cubiertas y ellos todo lo contrario. Pero es que, por el otro lado, ellos tienen un gusto horroroso para la ropa interior, y a veces conjuntan esos calzoncillos slip raquíticos con una camiseta interior sin mangas blanca, de las de toda la vida... y os aseguro que por un lado es gracioso verlos pero por el otro da un poco de cosa... como grimilla y todo eso.

Volviendo a Baga... todo el mundo se agolpa en el agua en un espacio muy reducido y controlados por los vigilantes de la playa de turno... y al salir de bañarte, el abordaje de los vendedores de cualquier cosa, que no se dan cuenta de que acabas de salir de darte un baño y que, aunque quisieras comprarles algo, evidentemente no llevas la cartera encima.

De vuelta a Anjuna, el paseo por el mercadillo (el Flea Market) fue bastante agradable, cerca de la playa, con millones de puestos para comprar prácticamente cualquier cosa. Varios restaurantes rebosaban de gente escuchando música en directo y tomando algo, mientras el resto de visitantes veía, negociaba y compraba.

A la mañana siguiente, rumbo al sur, que era realmente lo que necesitábamos como cura de Hyderabad: tranquilidad, playa y buenos alimentos. El primer destino, Agonda, era bastante más desierto de lo que pensábamos, pero el alojamiento tenía muy buena pinta: cabañas nuevas, a 50 metros de la orilla, y muy bien acabadas, pero con el baño fuera y sin techo. De hecho, por la mañana, al lavarnos los dientes saludamos a un macaco que se hallaba a dos metros de nosotros.

La playa era bastante ancha y larga, y terminaba en su parte más occidental en un pequeño peñón bajo el cual se encontraba una minúscula aldea de pescadores que subsisten: ellos, de la pesca en barco con red; ellas, de la recogida de moluscos de las rocas. Por la tarde, un grupo de chiquillos jugaba al cricket en la orilla, y ocasionalmente se veía a alguien pasear por la playa, pero por regla general, allí se paraba el tiempo.

Cerca de nuestro "resort" se iba a oficiar una boda de extranjeros, con elefante y todo. En definitiva, muy tranquila. Y por suerte, el dueño era primo de nuestro amigo Harish y la noche nos salió gratis.

Como último destino, decidimos probar con Palolem, cerca de Agonda (tardamos unos quince o veinte minutos en llegar). Simplemente la visión de la bahía, toda abrigada por palmeras, con arena fina y blanquecina, con poca gente... pensamos que quizá ésta sí que iba a ser nuestra playa. El alojamiento era bastante barato y estábamos a unos diez o cuarenta metros de la orilla (dependiendo de la marea), y desde nuestro porche veíamos el mar... qué más se puede pedir?

Por toda la extensión de la playa se distribuyen chiringuitos y "resorts de cabañas", y en ocasiones, dos en uno. Nosotros, particularmente elegimos un restaurante (Hi-Tide) que tenía tumbonas con sombrillas para tomar el sol, y allí nos hicimos fuertes todos los días. Podíamos despreocuparnos de nuestras cosas e irnos a bañar cuando quisiéramos, pedir la comida y volver a comer... y todo el día consumiendo no nos costaba más del equivalente a 13 € entre los dos (cervecitas, comida, postre, café, cervecitas, cena, postre y copa/s).

Por la mañana temprano, una buena opción fue hacer un viajecito en barco por los alrededores, con un pescador simpático y cantarín. Nos paseó por Butterfly Beach, Monkey Island y Honeymoon Beach, pero nuestro objetivo era ver delfines, y lo conseguimos. Era un grupo reducido, de unos 5 ejemplares, pero con la confluencia de otras tres barquichuelas no fue fácil hacerles un buen seguimiento para conseguir buenas fotos (entre los ruidos de los motores y los residuos del combustible en el agua, los pobres delfines no estaban cómodos).

En todo Goa, lo mejor es que tanto la comida como la bebida y el alojamiento son muy muy económicos, y sobre todo, la comida no es picante. De hecho, además de no ser picante, está exquisita, y tanto el pescado como el marisco local son excelentes y muy económicos. Y al no haber tanta restricción para conseguir una licencia para vender alcohol, aquí en Goa el precio es casi tres veces menor que en Hyderabad, y por 35 rupias (50 céntimos de euro), te puedes tomar un tercio de Kings (cerveza local) en un bar, mirando al mar.

En Palolem no hay tanto turista ni hay tanto paisano hindustaní; no hay agobio de vendedores/as en la playa; no hay aglomeración ni es una playa desierta; la vegetación colindante hace la vista muy agradable... sin duda, es el paraíso.

Pd.- Por cierto... vamos a pasar la Nochevieja en Palolem.